Mil kilómetros de asfalto y de aire frío,
dibujan el vacío entre tu voz y yo.
Mil kilómetros de silencio que es tardío,
donde el eco de tu risa no llegó.
Mil kilómetros de mapa, de ruta extensa,
de un corazón que late con tu ausencia cruel.
Sostengo tu recuerdo, una verdad inmensa,
que es brújula y es ancla, y amargo y dulce miel.
La noche es de cristal y estrellas rotas,
y cada luz lejana me habla solo de ti.
Tengo el alma tejida con invisibles notas,
de las canciones que me cantabas aquí.
Mis manos buscan el calor de tu mejilla,
pero solo hallan la frialdad de la pared.
Te amo en cada hora, en cada pesadilla,
en esta larga espera, en esta inmensa sed.
Hay un hueco de mil leguas en la almohada,
donde el perfume de tu pelo ya no está.
Mi boca sabe a promesa no entregada,
a esa palabra: \"Pronto\" que no se volverá.
Pero la distancia es solo una palabra,
un número de millas que el tiempo borrará.
Porque este amor que en la distancia se labra,
no conoce de límites, ni jamás morirá.