Son días largos los tuyos hechos cenizas de orgullo,
estoy cabalgando un diluvio en la altura, delfines.
Tengo ganas de decírtelo más... Ser lo grande
tanto como he venido para eso. No esforzarme
en lo fácil: reviento.
Por un día en la madriguera
nadie es como de un puente que salte.
Hay gente que se va
camino adentro hacia una guerra
pero cuando vuelven
parece que vienen de otra parte.
En este mundo
muchos buscamos
darle un sentido
a todo lo que pasa
si malo
pero no es obligado
que lo haya...
Intenté desaparecer
entre colillas de algún martes,
te lo aseguro.
Hacerme de pura espuma
y que no me llevara el vendaval,
pero cayó un diluvio
y ahora todas tus venas se abren
para conquistarme
por la ciudad
que ni todos mis muros podrían ocultar
con la mente en alerta
por otras cosas lejanas
que no las hay
de donde se traen.
Avanza el tren
de mis palabras
en un paladeo
simple
a vista de algo
(aquí está el plan)
Al final, la verdad,
uno se acostumbra
a lo harto ya visto demasiado.
Por más
que no encuentre el sitio
dentro siempre lo tienes,
y es el más preciso donde hacerlo
todo sincero sin apariencias...
Allí se asienta entonces
toda una flor
la de sus versos viajeros.
Lo mismo que piensa
lo escucha entonces
en la voz de otros
por doquiera miren
sus de siempre tristes ojos;
ojos sin duda perseguidores
de la inspiración
en otros corredores
de distancias peligrosas...