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Pequeño, sí, aunque ahora tu madre, te regaña, alzando la vista, lo sigues siendo, tu rostro, emociones y hasta las orejas, te han cambiado, sientes que eres imparable; ya las reglas de papá, son palabrería que escondes a la sombra de la mirada de tus amigos, esos que, compiten entre ellos, por quien tiene la vida más deseada.
Qué te puedo decir?
Ya los años, me han dejado al margen de los dichos a la moda, como extranjero me arrimo a tu territorio. Mamá, sufre cada vez que sales por esa puerta, y aunque tus ojos ya no la ven, su corazón se va contigo.
Creciste, como la hierba inhóspita, tan de la noche a la mañana, vas en camino a ser un hombre pero en tus ojos, pequeño, aún resuena la voz del niñito que escuchaba llorar.