Ella murió en viernes,
tuve que haberlo sabido,
murió sin despedirse.
Así. De un día para otro
ya no era más ella
y yo no fui más para ella,
sino nadie:
un eco distante,
una memoria que no se recuerda,
una silueta en la lejanía haciéndose pequeña
hasta desaparecer,
sellado en una tumba
¿Morí yo o murió ella?
El sábado fue su funeral.
¿O murimos juntos,
sepultados en la misma tumba?
¿O moriste tú y me enterré yo?