Me desperté, caminaba dormido,
solo mi conciencia conmigo.
Mi memoria, ahora aclarando,
marcaba mis pasos firmes, muy firmes.
Quise detenerme, mas me contuve,
tomé mi carga de cicatrices pasadas,
sentí su peso, ahora mucho más ligero.
Posé la mirada en la esperanza
y me llené de empatía, de comprensión.
Enseguida noté: salió de mí la tristeza,
y la alegría se posó en mi corazón.
Le di razón a la razón,
por no extraviarse, perdida en el viento.
Y así caminé dormido hasta que desperté,
hasta que verdaderamente desperté.