Umbrales
Yo sé que hablar de amor abre discursos,
de sabios e ignorantes o quién sabe;
pero antes de empezar, mejor que acabe
por falta de palabras y recursos.
Decirlo de esta forma congratula,
ya el alma y la conciencia lo han pensado,
pues vale que la hipótesis es nula
y sigo con la idea, preparado.
Mas nunca he de dejar lo que he empezado,
diré yo alguna cosa tan siquiera:
pues sabe el ignorante su quimera
y el sabio por temor se calla a un lado.
El sabio por amor se vuelve necio
y pasa lo contrario al ignorante:
el uno por buscar lo más brillante,
el otro, por obviar cuál es el precio.
Mas si algo hay en los dos es la locura,
el alma entusiasmada, decidida;
el gusto de pensar por bien la vida,
tentados por la boca y la aventura.
Así que está de quien no vea la altura
y corra entre lagunas, corazones,
sin ver la realidad por sensaciones
que atrapan y te dejan en basura.
Samuel Dixon