¡Que el ateo no alcance las nubes, no quiere
decir que las nubes no existan!
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Agarrado en la torpeza y oscuridad
como ciego por voluntad en abundancia
tal vez asustado por encontrar la verdad
su preferido personal es suelo de ignorancia
cuyo cemento y sumisión es su voluntad.
Porque su intelecto es como vino sin elegancia;
raciocinio escaso en demasía más vanidad
con pasos de incultura un peso de intolerancia.
Negacionista puro con cañones de mediocridad
particular, su dibujo de Dios es la distancia
a la Verdad un torrente juicio una frialdad
cegadora usurera y egoísta su perseverancia.
Julio 2.025
NACHO REY