Máscara
Lloraba el rostro bajo el yeso... tinta,
sonrisa tallada a golpes de ceniza.
Sombra adentro rompiendo espejos;
sordo era el crujido del alma.
Solo unos dientes reían.
Todo era gesto, pose, pantomima.
Y aun así…
¡Qué hermoso mentía sin voz, aquel engendro!