Obed Sahi Hernández Pérez

Entrada de diario del 30 de septiembre

30 de septiembre

Esa cosa peligrosa, intrusiva; que surge a cada instante al mirar al frente, a los ojos de cualquier desconocida, así, como un anhelo; la promesa de trascendencia basada en el otro; en la compañía que hace de dos, uno solo.

Amor que no me lee, no puede; porque no me conoce o porque murió en el 72.

Amores todos los rostros solitarios, las bocas silenciosas que no he besado; manos de las que no he caminado; que tanto amo.

¿Se puede llamar amor a un extraño?
¿A un encuentro casual en un baño?

—Yo por ti lo haría todo —Dije varias veces.
Es que, yo mismo, de verdad, lo había creído. Que el amor accionaría por mí, que hasta podría morir y terminé matando lo que por mí habían sentido. Yo no quería mentir.

Ahora no dejo de pensar; yo quiero, ahora sin promesas, pero no sé si volveré a lastimar; como buscando ser lastimado.