juan carlos ayala

EL LUGAR PERFECTO DE MI ALMA NIÑA.

EL LUGAR PERFECTO DE MI ALMA NIÑA.

(Juan Carlos Ayala)

 

Mi niñez conoció un paraíso

donde la lluvia era religión,

a veces, el sol temeroso,

como soldado sin casco,

asomaba su rostro para

después decir adiós.

 

Sus ríos eran melodías

que acompañaban el sueño,

sus aguas se mecian como

caderas de mujer Keckchí

con su traje ajustado.

 

Los candiles se abrían

paso entre las penumbras

de la noche como luciérnagas,

cualquier bulto era un fantasma,

y de ahí tantas historias que,

con la energía eléctrica,

se desvanecieron y las

abuelas de hoy no tienen

nada que contar.

 

Las reces entregaban su carne

no sin antes exclamar su último

grito, a las cuatro de la mañana,

en el campo de exterminio:

el rastro.

 

Los potreros formaban un

archipiélago: paraíso terrenal

para los patos; las calles

empedradas desoladas

invitaban a jugar la chamusca

con el chipi-chipi como árbitro.

 

Pero todo pasó como silueta

de un ave que atravesó el

cielo de este a oeste; mi terco

recuerdo aún te imagina

como eras, el mal llamado

desarrollo lo devoró todo.

A pesar de todo, eres el lugar

perfecto cuando mi alma

se empecina en volver

a ser niña.

 

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