La ironía de la vida,
yo camino en el presente
y tú me sigues buscando
en los rincones de tu pasado.
Como quien tropieza con un eco
que no cesa,
como quien revive un fuego
que ya no arde afuera,
pero por dentro quema.
Tal parece que no olvidas
a la mujer que un día
te hizo sentir lo que ninguna otra,
ni en sueños,
ni en suspiros,
logró despertar en ti.
Esa pasión dormida,
escondida como un tesoro
bajo las ruinas de tu alma,
fui yo quien la descubrió.
Fui yo,
la que detuvo el mundo
solo con mirarte.
Donde todo alrededor
se desvanecía
y hacer el amor
se volvía un acto sagrado
en cualquier rincón
donde la magia
decidiera posarse.
Fui la mujer
que rozó tu inconsciente,
que acarició la parte de ti
que ni tú mismo conocías.
Te vi,
desnudo más allá de la piel,
asustado como un niño
que no sabe si será amado
o expulsado.
Y aún así,
te abracé con la mirada
y te hice sentir en casa.
Hoy, yo sigo adelante,
y tú…
tú sigues buscando
en tu memoria
el perfume de mis manos,
el refugio de mi voz,
la paz que solo
una vez en la vida
se encuentra
y que jamás se repite.