Vence a la oscuridad la luz de Cristo;
llega el pan verdadero a nuestra mesa
donde vibra la voz de su promesa
y se declara su rescate listo.
Arriba a tierra el gran amor previsto
por la fe del humilde quien confiesa
todo error y su mal vivir sopesa
y se entrega a Aquel por Dios provisto.
Amar es la mejor sabiduría,
tener los ojos al camino abiertos,
temer con esperanza al Ser bendito.
En el Señor está la primacía,
el poder sobre vivos y los muertos,
el divino perdón que necesito.