Marcelo Incani

Desde la orilla

Me gustaría decirte lo que siento,

aunque me tome varias noches;

quisiera confesarte que te quiero,

aun cuando no me conoces.

 

Me gustaría hallarte,

para hallarme en tu encuentro;

mirar el horizonte

desde el brillo de tus ojos.

 

Sí, amor: tus labios callarán,

pero tu mirada hablará por ellos,

exagerando en silencio

lo que las palabras no se atreven.

 

Déjame ver tu mundo,

aunque ignores el mío;

abre tu mente,

déjame oír tus voces.

 

Quisiera volver reales

estos sueños que me acogen.

Si es tu voluntad,

me quedaría hasta la medianoche.

 

Quisiera ser la luna

y velar por tus desvelos;

ser tu calma callada,

donde no existan reproches.

 

Quisiera ser el mar,

y tú mi orilla,

donde mis olas mueran suaves.

En la oscuridad,

tu luz me guía,

no me deja perder el enfoque.

 

Me gustaría ser tu abrigo

en el día más frío del invierno;

y tu prenda más ligera

en el verano más ardiente.

 

Ser el sol que te llena de energía,

el bálsamo que alivie tu ira,

el tiempo detenido

cuando escucho tu voz,

la quietud en tus horas más turbias.

 

Quisiera ser tu paraguas

en los días de lluvia,

y si quieres hablar,

ser la escucha más atenta.

 

Quisiera tomarte por la mañana,

robarte el sueño,

ser la dulzura tibia

en tu taza de café.

 

Quisiera estar contigo,

amarte hasta desvanecer.

No hay nada que no haría

con tal de poderte ver.

 

Quisiera que me ames…

porque yo ya te amo.