Jesús Ángel.

El despertar.

 

De forma autodidacta,
sin prisa ni pausa,
con empeño y dedicación.

Sin dogmas.
Sin pretensión.
Sin necesidad de
máscaras ni aprobación.

Con transparencia,
profundidad
y absoluta devoción.

Deshilando, una a una,
sus telarañas emocionales,
desde el mismo
cordón umbilical.

Sin olvidar el ayer,
fieles a su esencia y ser.

Artífices, arquitectos
de un nuevo sentir,
un nuevo pensar.

Alejados de lo tóxico,
 alterado o superficial.

Viviendo cada momento
como único,
fluyendo sobre la marcha.

Adaptándose a lo que venga,
dejando lo malo atrás.

Ni mejor ni peor,
ni más ni menos,
siendo solo lo que son.

Desde su rincón
más profundo,
con la cabeza bien alta...


¡y todo lo que les queda por alcanzar!

Abrazan cada día,
el milagro de su existencia,
por el simple hecho de estar.

Y no, no por influencia divina, examen o cátedra, diploma o medalla...

sino por haber alcanzado, ¡su propio despertar!

Habitándolo
día a día,
yendo siempre a por más.

Hilando, tejiendo, un día sí y otro también, su propio despertar...

¡Profundidad al estar!