Mejor es tu semblante
que acumular recuerdos,
¿por qué habrías de alegrarte
por los momentos lerdos?
Ya que si no compensas
tu memoria, es que no piensas,
y ello es algarabía
de noche como de día.
Porque el humano guarda
amargos estertores
en sus negros humores
y en su cabeza tarda
entre odios y temores.
Dejemos al elefante,
que siga en su remembranza,
por el olvido es la lanza
que afilo con voz errante.