Cuando mi mundo se sacude, trozos caen de mí.
Una pequeña isla flota por ahí.
La lluvia y el trueno pequeña me hacen ser.
Siento frío y miedo.
¿Por qué me abandonas así?
No uses las orillas de mis vulnerabilidades, no me tires aquí.
Cuando vuelva a temblar mi mundo, ¿cómo iré a ti?
No hay lugar seguro en donde vivir.
Aunque padre y madre me abandonen, una palma se posa debajo de mí.
Y en el silencio de esta isla de exilio sopla sobre mi corazón para no desfallecer en este dolor.
Señor, llévame a un lugar en tus brazos donde pueda vivir, donde el temor no cuarte mis ojos.
Recoge mis pedazos para huir de la isla donde el frío se cala en mí.