ANGHELUZ.

NAVEGANTE

 

NAVEGANTE

 

 

… y fue tu piel un mar imponente,

por donde navegaron mis manos

presurosas e incansables,

como caricias sin fin,

trazando su rumbo

a un puerto prohibido,

donde el deseo se hace locura,

para después volverse ternura,

en  el más sublime de los besos.

 

 

ANGHELUZ