Rosario_Bersabe

Tu voz, mi acento

 

 

Padre mío, te fuiste con premuras

ciñendo en tus arterias alba esencia

y en comitiva celestial y fluorescencia

te llevaron en anda a las alturas.

 

Cual retazos de nieve en sus alburas

perdió tu ocaso luz, sin mi presencia;

quedó el mundo con halo de tu ausencia

y mi vida cubierta de amarguras.

 

Mas no murió tu voz: sigue encendida

en cada gesto mío, en cada intento,

como un faro que alumbra mi caída.

 

Tu fuerza me sostiene contra el viento,

y aunque ya no te tenga en esta vida,

Siempre serás el alma de mi acento.