Si en esta noche mi alma ya no encuentra guía,
es porque tantas pupilas perdieron el brillo.
Teñidas de miedo y angustia,
sólo conocieron el acero y el frío.
Bañados en oro, palabra y fuego,
cayeron muertos todos los olivos,
y junto al verde de sus hojas,
partió la esperanza por el río.
Si algún día nacen flores de sus orillas,
y las heridas del odio descansan, al fin cerradas,
será porque en el lienzo de sus cadenas,
supimos pintar nuestro mañana.