Me hablabas del amor sin una prisa,
fingías no saber lo que buscabas,
pero en tu piel los astros dibujabas,
sofocando mi brisa más precisa.
Llegaste envuelta en un aire divino,
sin decir sí, ni darte por perdida,
pero dejaste escrita en mi avenida
esa huella que encendía mi camino.
Fui solo otro viajero en tu planeta,
creyendo que el amor era sincero;
tú, musa de un deseo verdadero,
bailabas con mi alma en tu gran silueta.
Apareciste en mi noche callada,
borrando a Venus dentro de mi cielo
apagando la luz de mi consuelo
mientras me desvanezco en tu mirada.
12 de julio 2025