Con dos piernas rotas y de pura rebeldía, me levanté, arrastrandome y articulando movimientos ridículos a la vista, avanzaba; qué importa si al menos, me movía.
Un día podía avanzar tres centímetros, al otro, unos pocos más, aún con frustración y dolor, con las manos inservibles, me ponía a escarbar.
En mi agonía inmovilizante, comencé a ser entretención, se ponían a verme cual reality show, la voz corrió por el pueblo y de momento, era la risa y emoción.
Yo seguía a pesar de eso. Una cómica voltereta y adelante, a ras del suelo; y así, todas las mañanas, hasta hacer las pases con la deformidad.
Un día, no sé qué sucedió, me tomaron y en medio de una carrera me pusieron, los participantes, arrastraban sus traseros, compitiendo contra mí y me ganaron.
Scarlett-Oru