Era una tarde soñadora y lisonjera
algo dormilona y cansada
mis pasos cansinos y desencantados
me llevaban a lugares ignotos
Mis pensamientos se perdían
entre las callejuelas del silencio
y mi caminar indeciso iba sin rumbo.
todo era neblina y desencanto.
Caminando como la Luna en busca del Sol
como el mar ansía los picos de la montaña
con deslumbrante alevosía
llegaste airosa e imponente.
tus pasos de gacela enamorada
tu mirada de infinita incertidumbre
arrancaba suspiros al bizarro atardecer
eras tú hermosa, amorosa y bella.
desde entonces todo cambió
el Sol ya no corría huyendo de la Luna
el mar se sintió serena en su inmensidad
la tarde sonreía coqueta
Y llegaste tú para sembrar aromas
en mi alma y en mi caminar peregrino
para tentarme con la melodía de serenata de amor
con el corazón ardiente.
Lima, 29 de setiembre del 2025
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