Honestamente, no sé si quiero
ser inmortal, ser yo... Ser, siquiera.
Quiero querer y creo que no sé cómo,
creo querer cada cosa que quiero,
quiero creer que quiero cosas
para qué las cosas me quieran,
o quieran quererme.
Creo que desconozco el querer
más grande: el querer simple y llano.
Con eso quiero decir que en realidad
nunca quise como quise,
ni a quien quise, ni cuando quise.
Solo soy otro subordinado de la mente,
la soberana, el sol del solitario.
Aunque caben cosas en mi querer,
querría que no cupiesen más,
pues duele cambiar amores
por otros que no sabes si llegarán.