karonte

Códigos del Silencio

Mis versos son escrituras,

mensajes encriptaciones,

códigos, liberaciones,

laberintos de lecturas.

No son para criaturas

que mastican sin pensar,

que no saben descifrar

la herida tras la palabra.

El eco nunca se aclara,

si no se aprende a escuchar.

 

 

Avanzan como animales,

con la vista enajenada,

muchedumbre condenada,

ciegos hijos de mortales.

No distinguen los cristales

del reflejo en el abismo,

confunden verdad y cinismo,

repiten lo que les pesa.

Y al final su propia presa,

es la sombra de sí mismos.

 

 

Los poemas son señales,

son candados y son llaves,

no se entienden si no sabes

leer dolores mortales.

En sus giros abismales

habla el lobo en soledad,

grita contra la maldad

con ironía escondida.

Pero no todos la vida

saben ver la oscuridad.

 

 

Al costado caerán pronto,

enemigos y cercanos,

amigos, padres, hermanos,

cuando se revele el fondo.

El lenguaje no es un cuento,

es sentencia que desgasta,

y aunque duela, siempre arrastra

la verdad en su estallido.

Un suspiro endurecido,

es justicia que contrasta.

 

El corazón se destroza

mil veces en su camino,

pues no hay destino divino

que lo salve de la fosa.

Cada herida se retoza

en memoria del que hiere,

y aunque nadie lo prefiere,

la caída es necesaria.

La verdad siempre sangrienta,

pero nunca solitaria.

 

 

No todos pueden seguir

la palabra que desvela,

ni subir por la escalera

del dolor que hace existir.

Solo aquel que sabe oír

los silencios de la herida,

hallará en la despedida

la razón del sacrificio.

Pues del llanto nace el juicio

y del juicio, nueva vida.

 

 

Que siete sean los sellos

que resguardan mi mensaje,

cada verso es un lenguaje

de candados y destellos.

No verán jamás sus brillos

los que caminan dormidos,

ni los necios, ni los fríos

que disfrutan del rencor.

Sólo el alma que sufrió,

entiende al fin lo vivido.