MAQUIAVELICA

LENGUAS DE FUEGO

La desnudez no es sólo cuerpo,

es rendición.

Tu piel y la mía se buscan sin tregua,

como lenguas de fuego que se reconocen en la penumbra.

 

No hay distancia, no hay límites,

sólo la urgencia de fundirnos hasta olvidar dónde empieza uno y dónde termina el otro.

 

Tus manos son territorio y conquista;

mi boca, un juramento ardiente que quema la duda.

El sudor se convierte en pacto,

el aliento en río que nos arrastra.

 

Cada roce abre grietas,

y en esas grietas florece la locura.

Los cuerpos, entrelazados,

no se distinguen.

 

Somos hambre y saciedad al mismo tiempo,

somos bestia y plegaria,

somos un solo pulso latiendo contra el universo.

 

En el instante final,

cuando el temblor nos quiebra y nos eleva,

ya no hay tú ni yo.

 

Sólo un cuerpo indivisible,

una llama que se extingue y renace en el mismo gemido.

 

 

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