Añorando
La muchacha que ahora percibo en brumas
en un recuerdo mío casi inventado,
es como la salitre de las espumas
de aquel océano tuyo, triste y callado.
Me ha dado por recordar viejos amores
y el amor que me diste es uno de esos,
tú sanaste mi vida de los rencores
y fuiste la extintora de mis excesos.
Llevabas en tu mirada tanta ternura
tanta sed de querer, tanta belleza,
que se hicieron añicos mis amarguras
y una fiesta perenne toda tristeza.
Nadie ha sido tan fiel como tú misma,
serena, fuerte, incólume y precisa.
astrolabio, sextante, brújula y prisma,
te lo digo revuelto, pues tengo prisa,
prisa por orillarme a tu ventura,
prisa por ser de nuevo tu enamorado
y padecer una vez más esa locura
que reúne mi presente con tu pasado.