Lis Lucas Pérez

Sacáis

Salió por la ventana que indicaba a sus adentros,

y su mirada, despeinada de brillar a sotavento,

me regaló, sin calma, tampoco pena ni tormento,

una brisa frenada por sus sacáis de puro hierro,

metal frío pero dulce, madera de esa que no toca el tiempo,

y que con orgullo traduce en brillo lágrimas y recuerdos.

Pero mal compañero es el aire, y su rojo sí es tormento,

y tus ojos ya saben lo que es un largo invierno.

Pero ¡Ay compañero! La luna sabe si miento,

que el mar es siempre, del amanecer fiel espejo,

y por firme la tronada, y cruel su cimiento,

no son las olas sino pan para sus besos.