Yoleisy Saldana

La Jaula Invisible.

Despiertas inquieto cada mañana,

como si temieras un destino sin nombre,

una sombra que te persigue

desde rincones que nadie más ve.

 

Fantasmas invisibles te habitan,

tejen historias que solo tú escuchas,

y los días se vuelven un desierto

donde la esperanza se evapora en silencio.

 

Lloras por el mínimo gesto,

como si cada palabra,

por sencilla e inocente que fuera,

cayera sobre ti con el peso del mundo.

 

El cansancio se aferra a tu cuerpo,

te hunde en la cama por horas,

como si cargaras en tus hombros

los escombros de una vida entera.

 

En tu mirada ya no habita la primavera,

se marchitó el brillo que un día florecía;

ahora solo queda un invierno gris,

una neblina de miedo

que consume la luz paso a paso.

 

Tu sonrisa muere cada tarde

junto con el día,

y en su lugar queda un eco vacío,

un silencio que aprieta el alma.

 

No quieres nombrar a tu soledad,

esa que te abraza aun rodeado de gente,

esa que hace de la multitud

un lugar más desierto que el olvido.

 

Caminas, pero no avanzas;

respiras, pero te ahogas;

vives, pero te sientes prisionero

en esta jaula invisible

que nadie mira,

pero que a ti

te mantiene encadenado al abismo.

 

Un luto amargo te acompaña,

un duelo sin causa ni tumba,

un vacío que no sabe decir su nombre,

pero que grita en silencio

desde lo más hondo de tu ser.