jesus alberto porras

Cuando vengas

 

 

Cuando vengas,

ven como llega la lluvia al desierto,

no como sombra obligada al crepúsculo.

 

Siente lo que tu madre sintió,

océano de sangre y canto,

cuando te llevaba en su vientre:

un universo latiendo en súplica,

un rezo que nació en tu primer aliento,

y que después cubrió tu piel

con el manto de su regazo.

 

Si no vienes a verla,

no reclames el silencio,

pues aún esperan brazos como raíces

dispuestas a sostenerte en el día más árido.

 

Trae amor,

el mismo río que ella entregó

sin medir orillas ni estaciones.

Pero tus manos dan migajas,

fragmentos secos de un pan

que alguna vez fue banquete de ternura.

 

El dolor de una madre

es montaña que cruje en la noche,

cuando sus hijos olvidan su nombre.

Y sin embargo, en su pecho,

la lámpara permanece encendida,

esperando tu regreso.