Luis Barreda Morán

Merecer La Existencia

Merecer La Existencia 

Frente al vasto mar de la existencia mundana,
donde las horas lentamente se deslizan sin pena,
es preciso alzar la voz con firme certeza,
no basta con habitar el mundo y su riqueza,
hay que sembrar un canto que el alma ilumine.

Quien se oculta en la sombra del temor y la rutina,
y permite que el odio su veneno destile,
está negando el fuego que en su pecho brilla,
es como un barco a la deriva, sin destino ni consuelo,
una presencia vana que el viento se lleva.

La verdadera esencia no es solo respirar,
sino ascender con fuerza, sin jamás dudar,
caminar con orgullo, sin miedo a tropezar,
y en cada amanecer, una promesa renovar,
luchando por un mundo de justicia y verdad.

Es abrir los ojos ante el alba clara,
y agradecer el don de la mañana blanca,
es sentir el latido que en el pecho avanza,
y ofrecer sin medida una sincera esperanza,
construyendo con amor nuestra propia morada.

Quien solo vive años y los deja pasar,
sin dejar una huella, sin intentar volar,
no conoce el secreto de poder sonreír,
ni el valor profundo de saber compartir,
se pierde el eco dulce de la felicidad.

Merecer este don es romper las cadenas,
es buscar la luz entre las sombras llenas,
es plantar un árbol donde solo hay arena,
y defender el canto de la calma serena,
con la frente en alto, sin bajar la mirada.

Es tejer con paciencia un camino nuevo,
escuchando el susurro del río y el viento,
es guardar en el alma el rumor del encuentro,
y entregar a los otros un sentimiento bueno,
sembrando paz alrededor de nuestra jornada.

Porque vivir de veras es dejar una estrella,
es cantar con los ojos, es creer en la tierra,
es sentir que nuestra lucha al universo aferra,
y que al final del viaje, nadie nos recuerda
por los años vividos, sino por el amor regalado.

Así se honra el tiempo, con valor y pureza,
convirtiendo en versos cada amarga tristeza,
hallando en el esfuerzo su mayor belleza,
y aprendiendo que la más honda y clara riqueza
es abrazar el mundo con pasión y grandeza.

—Luis Barreda/LAB