El deseo de leer que me quieres, que me has extrañado.
Planear una visita al mar donde las almas desnudas de nuestros presentes se reconforten entre besos.
Gritar y repetir el nombre que te dio tu madre hasta quedarme sin voz.
Que palpite tu pecho mientras me aprietas para dormir.
Pero...
Ya está, me has olvidado.