_Incipiens_

Flores en Clarines

Llega puntual, como un rito antiguo:
tercer hijo de cuatro estaciones,
con sus maletas de oro marchito
aún aferradas a las manos.

Trae consigo un reino de mudanza y ocaso;
esparce humedad en el viento
y todo se detiene, suspendido
en una balsa de óxido y ámbar.

Los árboles, temblorosos,
se despojan de sus abrigos;
las aves migran buscando
otros cielos de acogida.
Las ramas, dedos retorcidos,
dibujan oraciones contra el cielo plomizo.

Las hojas —ya sin nombre—
se transforman en alimento de lombrices;
bajo tierra celebran, silenciosas,
el banquete del fin.

Es el principio del final,
catarsis dictada por el ciclo eterno:
un secreto que el mundo renueva cada año.

A lo lejos, la primavera respira,
aguardando tras el umbral.
Cuando su hermano cruce la puerta,
despertará la tierra:
flores en clarines, colores en canto,
y el mundo renacerá.

Rubén Romero Toledo © 2025 todos los derechos reservados