Crecer,
inevitablemente,
añadir hojas en el calendario del tiempo,
supone decir adiós a muchas cosas…
especialmente,
a la inocencia de los años púberes,
a la fe en la bondad del ser humano,
a la alborada matutina de levante,
a los encuentros clandestinos en la noche…
Conocer,
saber
por efecto del paso de los años,
supone un añadido de tristeza
al remolque de basura acumulada con el tiempo…
Dichoso aquel que sabe cuanto necesita
para vivir, no más…