Voy a arrancarles primaveras a cada uno de tus inviernos. Haré un verano de cada gris otoño y sembraré claveles en el desierto.
Te amaré en cada esquina, bajo los deshojados robles y por debajo del puente viejo... tu seras el río y yo seré el viento.
Te amaré de día y te amaré de noche, bajo el sol y la luna, estrellas y luceros. Marcando las horas con besos, para detener el paso del tiempo.
Voy a amarte hasta la muerte, entre los cipreses del cementerio. En la tierra húmeda y bajo una lápida, donde se leerá, aquí llace el amor eterno.