Cúrate, mijita, deja el dolor, que la albahaca y romero traigan amor. Que el humo y las flores purifiquen tu ser, y los viejos recuerdos dejen de doler.
Que tu alma despierte y encuentre su cruz. No busques en otros lo que tienes tú, pues en tu propio pecho habita la virtud.
Que los santos y aromas te enseñen a volar, que el tiempo y la calma te vuelvan a sanar. Y que sola, pero fuerte, brilles sin temor, porque en tu propia fuerza late el verdadero amor.