Desvanecer la fría sombra de tu ausencia…
con la cálida presencia de un desconocido delirio,
doblegar esta desidia,
escabullirse de la nostalgia…
y emigrar a otro idilio.
Impedirle a la conciencia…
insistir en la tortura de tu fragancia…
y hacer un alto a la amargura…
recuperando la cordura…
y sonriéndole a lo que resta de la vida.
Quizá no pueda negarle a la razón…
que tu adiós fue nefasto…
y abrió en mi pecho un gran dilema…
que me ha privado de la oportunidad para comenzar de nuevo.
Debería alejarme del pasado…
y desaparecer de mi memoria todos tus recuerdos,
debería liberarme de la ansiedad que me has causado…
y emprender un romance en otro lado,
pero siempre hay algo que lo impide…
y es tu embrujo el que me somete…
con su obstinada figura de indestructible.
Cuánta agua bajo el puente ha recorrido,
cuantos veranos te he esperado,
cientos de tormentas y un millar de insomnios,
todos inclementes y desmedidos,
un periplo plagado de dilemas…
encadenado a tu abandono.
No sé hasta cuando pueda soportarlo,
será que no hay salida a este castigo…
al que hemos sido sometidos,
será que el destino así lo tenía establecido…
y que nuestra historia… acabaría de esta manera.
Será que nunca fuimos lo que imaginamos,
y que solo cumplimos algún raro designio prestablecido.
Será que siempre hay un mañana…
que nos pueda sorprender con algún milagro inesperado.