Allí donde hay amor se glorifica
la presencia del Dios de la esperanza,
en cuyo fuego no se ve mudanza
y todo bien y majestad se explica.
El corazón expuesto multiplica
en alma, cielo y tierra la alabanza,
y pone en el Bendito su confianza
ya que en él vida eterna se edifica.
Sentirlo es un abrir significados
en medio del silencio de las cosas,
como entender las pausas de la noche.
Asistimos los hombres humillados
ante el brillo de estrellas cadenciosas
y a lo dulce de un cielo sin reproche.