Árboles calcinados, esqueletos al
sol,
bajo el peso del calor, una
historia sin consuelo.
Raíces sedientas clamando en la
sequía,
reflejo de la pobreza, un paisaje
de agonía.
Hojas marchitas susurran un
lamento,
bajo el sol implacable, un
silencioso tormento.
Troncos agrietados, testigos
mudos del pesar,
de vidas marchitas que el
calor se llevó sin parar.
Sombra esquiva, un lujo
inalcanzable.
En la tierra reseca, un futuro
inasible.
La pobreza se extiende como
una sombra cruel,
mientras los árboles sufren en
un silencio que duele.
La pobreza los seca, roba su
verdor y fuerza,
dejando tras de sí solo un
paisaje de tristeza.