Tu merodeo prosigue,
con la mirada asomada en la noche,
estrellita de sangre,
siendo caricia toda tú, que mi piel siente...
Y de modo insaciable,
te avivaré un chisporroteo incesante,
bajo la luna creciente,
en un baile de luces que la noche reviste...
Es lo que nos place,
bajo un cielo silencioso que guarece,
tu fuego entre la nieve,
que en el frío es un contraste que arde...
Estrellita de sangre,
que me dejas una invitación permanente,
a mi arrebatado aire,
para no romper así con esta costumbre...