Detrás del sueño
que yo soñaba;
estaba su figura
con rostro muy risueño
que versos me inspiraba.
De gracias llena
fue mi destino;
y llena de ternura
amé su estampa helena
de gran fulgor divino.
Igual que un duende
dulce y travieso;
su mágica dulzura
lo terrenal trasciende
y de ella vivo preso.
Autor: Aníbal Rodríguez.