mauro marte

MIRIAM

                                   A mi esposa

“Y dejaras el hombre a su padre y a su madre

y se unirá a su mujer y serán una sola carne “.  

                                                                 Genesis 2:24

 

 

Al unirme a ti, deje de ser yo, para vivir en ti

y ahora solo, soy una carne en ti y tu lejanía

es una herida que se desgrana en soledad.

 

Quién sabes cuanto le duele al grano de maíz

cuando se desprende de la mazorca?

 

Solo mi carne sabe cuánto le duele esta ausencia

tuya, este desgarramiento de tu carne, porque

es clara la palabra, yo, hombre, me uniré a ti, mujer

y seré una carne en ti.

 

De un vientre, madre, vengo, a otro vientre me uno,

mujer, al final, otro vientre, me recibe, muerte. Todo

hembra, todo mujer

 

Esta ausencia tuya, es un grano que cada día se desprende,

jalones terribles del alma, como aquel que desprende

 una rosa, al desprenderles sus pétalos, sin saber cuan sufre esa rosa,

ante cada herida infringida.

 

La rosa llora y nadie ve sus lágrimas, así llora mi alma

tu ausencia y nadie ve mis lágrimas, mi carne ansía

unirse a tu carne y ser en ti,

porque sin ti, mujer mía,

porque sin ti, amada mía

porque sin ti, amore mío

sólo soy un ave que se muere de agonía

en tu lejanía