A mi esposa
“Y dejaras el hombre a su padre y a su madre
y se unirá a su mujer y serán una sola carne “.
Genesis 2:24
Al unirme a ti, deje de ser yo, para vivir en ti
y ahora solo, soy una carne en ti y tu lejanía
es una herida que se desgrana en soledad.
Quién sabes cuanto le duele al grano de maíz
cuando se desprende de la mazorca?
Solo mi carne sabe cuánto le duele esta ausencia
tuya, este desgarramiento de tu carne, porque
es clara la palabra, yo, hombre, me uniré a ti, mujer
y seré una carne en ti.
De un vientre, madre, vengo, a otro vientre me uno,
mujer, al final, otro vientre, me recibe, muerte. Todo
hembra, todo mujer
Esta ausencia tuya, es un grano que cada día se desprende,
jalones terribles del alma, como aquel que desprende
una rosa, al desprenderles sus pétalos, sin saber cuan sufre esa rosa,
ante cada herida infringida.
La rosa llora y nadie ve sus lágrimas, así llora mi alma
tu ausencia y nadie ve mis lágrimas, mi carne ansía
unirse a tu carne y ser en ti,
porque sin ti, mujer mía,
porque sin ti, amada mía
porque sin ti, amore mío
sólo soy un ave que se muere de agonía
en tu lejanía