Dunia de los Ángeles, mi luz sin final,
en tus brazos hallo mi mundo celestial,
tu presencia, estrella que invita a soñar,
en tu abrazo tierno vuelvo a renacer y amar.Mis ojos, antes sombras, ahora son claridad,
se llenan de tu brillo, de dulce verdad.
Mis manos, antes presas de soledad,
hoy son puentes suaves que rozan tu piel en paz.Mis labios guardan el fuego de tu risa,
lejos, el recuerdo era bruma indecisa.
Pero contigo mi voz se vuelve canción,
un latido suave, un nuevo corazón.Busco en el viento el aroma de tu piel,
la imagen inmortal que llevo en mi piel.
En ti brota el amor más puro y sincero,
una llama eterna que arde en mi pecho entero.Siento el fuego dulce que haces despertar,
¡esto es amor santo, único sin igual!
Hormigas que vuelan, peces de cristal,
tu figura en mis sueños es manantial.Amar es donarse sin miedo ni velo,
con el sol en la cara y un noble anhelo.
Si la vida es monte de prueba y dolor,
tu amor es la fuerza que cura el temor.Mientras existas, mi faro y mi guía,
más allá del tiempo, más allá del día,
mi amor crece firme, fiel y constante,
porque en ti he encontrado mi hogar vibrante.Bajo este amor puro que nunca se apaga,
con el nombre sagrado que mi alma abraza,
seguiré tu senda, mi dulce esperanza,
¡Gracias, mi Dunia, por ser mi vida y certeza!