Es bien sabido que
mendigar cariño,
a la dignidad atrofia.
Pero, limita lo propio
y la apatía desdibuja
un vacío emocional…
Sin más preámbulos,
al abrir las alas
a un efímero amorío.
Esa grata vivencia
se suma al recuerdo,
el olvido resta en el tiempo.
“Y, la dignidad ni se inmuta”