Refleja tantas caras en el espejo
quien envejece en la espera;
un rostro cansado con ojeras
que mucho antes ya era viejo.
Lamenta el mecedor si lo dejo
en el vaivén de las ansiedades;
se calla en ausencia de verdades
y ríe solo cuando me quejo.
Ya no me observan las paredes
que tanto me sonreían sonrojadas
se cansaron de todas mis miradas.
Sigue nocturna la briosa brisa
con su eco que atemoriza
tocando mi ventana con su risa.