Me dejaste en el tiempo suspendido
al grabar tu hermosura siempre ardiente
sobre mi corazón enardecido
que te busca y te llama de sí ausente.
Vagó mi corazón, tren encendido,
cuando estaba tu llama aquí presente.
Ahora, por tu ausencia, inadvertido
marcha por encontrarte, así perdido.
Has dejado en mi cuerpo los ardores,
las desgracias, las penas, los vacíos,
como escarmiento de mi amor despierto.
Y así paso con pena en mis dolores,
viviendo en mis febriles desvaríos
esperando acabar, de amarte, muerto.