Siempre, otra catástrofe
que no puedo sino decir
de lo que he perdido;
que no escucho,
no busco:
grito,
otra vez, las dudas
no, no son dudas
sino falta de registros,
puntos ciegos de mi memoria,
que no entiendo,
no digo,
porque no sé qué se tiene que decir
cuando el agua turbia
refleja las verdades a medias.
Entonces grito:
para no escapar del dolor,
para no ir de bruces
contra el piso,
o la pared;
mis manos acalambradas,
buscando verdad
que no existe;
existiría
si me la dijeras
sin los puntos ciegos;
entonces lloraria
o reiría
o te odiaría
y me odiaría por odiar.
Tarde es pronto para olvidarte
más tarde para saber
escuchar: la respuesta
¿qué es?
Otra vez, como siempre.
Siempre. Otra catástrofe.