En la estéril travesía de una calle vacía…
con las farolas a medio alumbrar …
y la luna con un lento caminar…
dibujando sombras en su andar,
ahí… escudriñando en la perpetuidad de esa soledad…
sin la elemental gracia de suspirar,
castigado por la impotencia de no poderte llamar,
resignado únicamente a respirar…
dejando que las horas se consuman por azar.
Aunque los latidos del corazón cada vez más torpes…
hayan decidido quitarme la última oportunidad.
Que importa ya…igual me da,
si lo más seguro es que no volverás.
De qué sirve levantarse cada mañana…
si ya no estarás.
Cuando te fuiste…
no imagine la inmensa herida que dejaría tu adiós.
Si lo hubiese sabido no lo hubiese permitido…
y seguramente habría encontrado la manera de evitar tu desaparición.
Si algo tengo que reprocharme…es mi exceso de añoranza,
nunca medí las consecuencias de tu fatal decisión,
y por ello, hoy, nada queda por hacer,
excepto este ejercicio diario de recordarte…
a pesar que nunca lo sabrás.
No se aun porque te sigo escribiendo,
en vano pierdo mi tiempo…
suponiendo que algún momento…
mis versos a tus oídos llegarán.
Debe ser que a pesar de todo…
esta sigue siendo la única forma de no olvidar.
En la estéril travesía de una calle vacía…
con las farolas a medio alumbrar …
y la luna con un lento caminar…
dibujando sombras en su andar,
ahí…en ese velado paisaje…
mi único pensamiento sigues siendo tú.
花水木の咲く頃 (辻井伸行)