Cada mujer es una flor y yo un humilde jardinero. De noche entibio como el sol y de día soy húmedo rocio de besos.
Cada mujer es un pan y yo un modesto panadero. Amaso y amaso hasta sudar y la hago levitar de deseos.
Cada mujer es un rio azul y yo soy el mar hondo y eterno. Recojo sus aguas con suspiros y las mezclo con sal y fuego.
Cada mujer es una senda, que nos lleva por la vida y el tiempo. Al seguirla seguimos el destino, como se camina por un sueño.