Por todo lo vivido, por todo lo aprendido; por cada derrota y cada victoria.
Por cada respiración, por cada latido: plenamente consciente, despierto y presente.
Por cada aliento, por cada regalo, por cada milagro.
Por hilar el tiempo, por vivir el momento, por estar en el paraíso del aquí y del ahora, de este milagro que es la existencia.
Con todos sus momentos: los malos, que te sirven de experiencia, y los buenos, que agradeces, por saber que existen los malos.
Antes, durante y después de cruzar ese puente:
¡afortunado!
Porque salga el sol o no, cada día que pasa no es solo uno más ganado al tiempo, sino otra oportunidad más para alimentar la curiosidad intacta del niño que llevo dentro...
Y mi infinita falta de conocimiento.
Por eso, un día sí y otro también, salga el sol o no, antes, durante y después de pasar ese puente.
Por todo lo vivido, por todo lo aprendido; por cada derrota y cada victoria.
Por cada respiración, por cada latido: plenamente consciente, despierto y presente.
¡Cada día que pasa, un auténtico milagro!