Cuando el martillar de tus palabras
llegó a mis tímpanos,
todo ruido se convirtió en música
y fue pasando a través de mi mente
hasta quedar gravada en el silencio.
Entonces, todo pereció al instante
debido a que el silencio mata todo.
La vida nace con un llanto
y el llanto no existe en el silencio.
Por eso cuando me hables al oído
guardare tus palabras en el alma,
porque el alma, habita simplemente
más allá de la vida y de la muerte,
más allá del recuerdo y del olvido.
09 enero de 1998